El viaje imposible: el turismo y sus imágenes Marc Augé Editorial Gedisa, 2009, Barcelona Revisar Facebook durante vacaciones nos obliga a contemplar las infinitas fotos de los viajes que realizan nuestros amigos. Lo curioso es que si vemos los álbumes de distintas personas que fueron a los mismos lugares, lo más probable es que nos encontremos con las mismas fotografías pero con diferentes actores. |
Vemos siempre el retrato con la Tour Eiffel de fondo, el Coliseo Romano o la clásica imagen de personas sosteniendo la Torre de Pisa. Gracias a estas imágenes hemos ido construyendo lugares, tratando de imitarlos y de ser nosotros quienes aparezcan en ellas.
Años antes de que Mark Zuckerberg entregara al mundo el popular Facebook y con ello las infinitas fotos de nuestros amigos, Marc Augé ya meditaba y reflexionaba en torno al turismo en la actualidad y sobre todo en cuanto a las imágenes que emanan de este. Es así como “El viaje imposible: el turismo y sus imágenes” se alza como un entramado de relatos de corte antropológicos y etnológicos que conforman ejemplos de un mundo que se vive y se conoce más a través de las imágenes que de la misma realidad.
El trabajo de Augé fue publicado en 1997 como un compilado que reúne relatos desde el año 1992 y está dividido en tres partes. La primera, titulada “Reportajes”, consta de tres relatos etnológicos, llevados a cabo en Disney, La Baule y Center Parcs. En ellos el autor narra su forma de ver y analizar tanto los lugares como los comportamientos de quienes viajan hasta a ellos. La segunda parte llamada “Clisés”, describe y lleva a lugares como el Mont Saint Michel, el campo de batalla de Waterloo y los castillos de Luis II. Por último, en “Paseos por la ciudad”, encontramos lugares como Aulnay, en donde está la fábrica y sede de L’Oreal, también descubriremos reflexiones en torno al rol de las ciudades en el turismo y concluye con una visión del autor respecto del París del futuro. Los distintos textos están escritos en un lenguaje sencillo, comprensible para cualquiera y convierte la lectura en algo grato y espontáneo.
La idea central que Augé expone en su trabajo tiene que ver con que el turista ya no busca descubrir nuevas realidades a través de sus viajes, sino que espera encontrar escenarios que ya conoce. El turista no espera realmente un descubrimiento y un asombro frente algo nuevo, lo que quiere es encontrarse con lugares ya codificados gracias a la historia y a la misma ficción (literatura o cine, por ejemplo). Esta idea es transmitida por el autor a través de los diversos relatos que conforman la obra, la que al final se convierte en un telar que, desde distintas perspectivas, construye la historia sobre lo que es el turismo hoy y que sostienen la idea de Augé.
Los turistas han convertido el viaje en la búsqueda de las imágenes que tanto les han vendido, en la búsqueda de las postales perfectas de lugares que conocen de memoria en su imaginario. Esto los ha llevado a alejarse de la contemplación de la realidad, los ha limitado a conocer nuevas cosas y a relacionarse y descubrir el entorno. Estas ideas son fáciles de entender a través del trabajo de Augé, que con sus relatos logra establecerlas de manera soberbia.
Es así como vemos, por ejemplo, que Disney es la construcción perfecta de la ficción, la realización de lugares que solo estaban presentes en la pantalla grande. Las ciudades ya no son espacios en donde confluyen personas y sociedades con identidades diferentes, sino que son los escenarios de diversas novelas literarias. El turista ya no confía en su propia experiencia, en sus viajes intentará a toda costa repetir esas imágenes que le fueron dadas por las guías de viaje, la televisión y las fotos de sus amigos.
De la reflexión del autor se desprende que el turista de hoy es un viajero que va en busca de realidades y experiencias que le fueron aseguradas en el momento en que planeó su viaje, ya sea a través de guías o revistas o en casos más extremos, de agencias de viajes. Esto nos lleva a cuestionarnos a todos nosotros como viajeros, a rememorar aquellos lugares que visitamos y como nos comportamos. Probablemente la mayoría de nosotros muchas veces fue parte de esto mismo, nos conformamos con ver lo que otros ya vieron, conocer “lo que hay que conocer” y nos olvidamos de la palabra clave para darle sentido al viaje: descubrimiento.
No es coincidencia que Augé terminara su relato con una proyección de las ciudades en el futuro, lugares en donde no hay residentes, sólo turistas de paso, y ejemplifica esto con París. Aunque más allá de esta "profecía", lo que más parece aterrar al autor es que los individuos prefieran ver y conocer lugares a través de imágenes en 3D y en pantallas. Esta obra fue publicada en 1997 y hoy efectivamente podemos conocer el mundo desde nuestros hogares a través de la pantalla de un computador, lo que hace de Augé un visionario. Y pese a lo apocalíptico del augurio, es
también un llamado a ser menos turistas y más exploradores, a crear rutas y experiencias propias, más que sólo reconstruir una imagen. Descubrir.
Años antes de que Mark Zuckerberg entregara al mundo el popular Facebook y con ello las infinitas fotos de nuestros amigos, Marc Augé ya meditaba y reflexionaba en torno al turismo en la actualidad y sobre todo en cuanto a las imágenes que emanan de este. Es así como “El viaje imposible: el turismo y sus imágenes” se alza como un entramado de relatos de corte antropológicos y etnológicos que conforman ejemplos de un mundo que se vive y se conoce más a través de las imágenes que de la misma realidad.
El trabajo de Augé fue publicado en 1997 como un compilado que reúne relatos desde el año 1992 y está dividido en tres partes. La primera, titulada “Reportajes”, consta de tres relatos etnológicos, llevados a cabo en Disney, La Baule y Center Parcs. En ellos el autor narra su forma de ver y analizar tanto los lugares como los comportamientos de quienes viajan hasta a ellos. La segunda parte llamada “Clisés”, describe y lleva a lugares como el Mont Saint Michel, el campo de batalla de Waterloo y los castillos de Luis II. Por último, en “Paseos por la ciudad”, encontramos lugares como Aulnay, en donde está la fábrica y sede de L’Oreal, también descubriremos reflexiones en torno al rol de las ciudades en el turismo y concluye con una visión del autor respecto del París del futuro. Los distintos textos están escritos en un lenguaje sencillo, comprensible para cualquiera y convierte la lectura en algo grato y espontáneo.
La idea central que Augé expone en su trabajo tiene que ver con que el turista ya no busca descubrir nuevas realidades a través de sus viajes, sino que espera encontrar escenarios que ya conoce. El turista no espera realmente un descubrimiento y un asombro frente algo nuevo, lo que quiere es encontrarse con lugares ya codificados gracias a la historia y a la misma ficción (literatura o cine, por ejemplo). Esta idea es transmitida por el autor a través de los diversos relatos que conforman la obra, la que al final se convierte en un telar que, desde distintas perspectivas, construye la historia sobre lo que es el turismo hoy y que sostienen la idea de Augé.
Los turistas han convertido el viaje en la búsqueda de las imágenes que tanto les han vendido, en la búsqueda de las postales perfectas de lugares que conocen de memoria en su imaginario. Esto los ha llevado a alejarse de la contemplación de la realidad, los ha limitado a conocer nuevas cosas y a relacionarse y descubrir el entorno. Estas ideas son fáciles de entender a través del trabajo de Augé, que con sus relatos logra establecerlas de manera soberbia.
Es así como vemos, por ejemplo, que Disney es la construcción perfecta de la ficción, la realización de lugares que solo estaban presentes en la pantalla grande. Las ciudades ya no son espacios en donde confluyen personas y sociedades con identidades diferentes, sino que son los escenarios de diversas novelas literarias. El turista ya no confía en su propia experiencia, en sus viajes intentará a toda costa repetir esas imágenes que le fueron dadas por las guías de viaje, la televisión y las fotos de sus amigos.
De la reflexión del autor se desprende que el turista de hoy es un viajero que va en busca de realidades y experiencias que le fueron aseguradas en el momento en que planeó su viaje, ya sea a través de guías o revistas o en casos más extremos, de agencias de viajes. Esto nos lleva a cuestionarnos a todos nosotros como viajeros, a rememorar aquellos lugares que visitamos y como nos comportamos. Probablemente la mayoría de nosotros muchas veces fue parte de esto mismo, nos conformamos con ver lo que otros ya vieron, conocer “lo que hay que conocer” y nos olvidamos de la palabra clave para darle sentido al viaje: descubrimiento.
No es coincidencia que Augé terminara su relato con una proyección de las ciudades en el futuro, lugares en donde no hay residentes, sólo turistas de paso, y ejemplifica esto con París. Aunque más allá de esta "profecía", lo que más parece aterrar al autor es que los individuos prefieran ver y conocer lugares a través de imágenes en 3D y en pantallas. Esta obra fue publicada en 1997 y hoy efectivamente podemos conocer el mundo desde nuestros hogares a través de la pantalla de un computador, lo que hace de Augé un visionario. Y pese a lo apocalíptico del augurio, es
también un llamado a ser menos turistas y más exploradores, a crear rutas y experiencias propias, más que sólo reconstruir una imagen. Descubrir.