La mayoría de nosotros hemos oído la historia de Mowgli, el niño protagonista de El libro de la selva. O sino la de Tarzán, el hombre mono que creció en condiciones similares.
Bien, ambas son historias ficticias. Historias que suenan bien, muy bien, pero no son reales. Esto es sabido por todos, evidentemente.
Sin embargo, ¿quién no ha pensado alguna vez que sería maravilloso vivir de esta manera por un tiempo? ¿Y quién no se ha preguntado si de verdad habrá existido esa persona de vida "salvaje"?
Pues sí. Ha existido. De hecho existe, y es una mujer y no un hombre como nos venden en los cuentos.
Bien, ambas son historias ficticias. Historias que suenan bien, muy bien, pero no son reales. Esto es sabido por todos, evidentemente.
Sin embargo, ¿quién no ha pensado alguna vez que sería maravilloso vivir de esta manera por un tiempo? ¿Y quién no se ha preguntado si de verdad habrá existido esa persona de vida "salvaje"?
Pues sí. Ha existido. De hecho existe, y es una mujer y no un hombre como nos venden en los cuentos.
Vestida con un taparrabos y corriendo descalza por el desierto africano de Kalahari, Tippi Degré aprendió la caza y la lengua de los bosquimanos, que la adoptaron al nacer como a uno de los suyos y ejercieron de maestros (de la vida y la supervivencia).
Nació en Namibia en 1990 y, junto con sus padres, los fotógrafos Alain Degré y Sylvie Robert, recorrió el África austral hasta los 10 años, de campamento en campamento, pues ellos querían documentar la integración de la "pequeña salvaje" en la naturaleza. |
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Vida y am
De este modo Tippi desarrolló un talento natural para comunicarse con los animales. Su mejor amigo, Abu, un elefante que la consideraba como a su pequeña cría, y no como a una humana. También entabló amistad con un leopardo, apodado JB, algo más "imprevisible y peligroso", según la niña, aunque eso no suponía riesgo alguno para ella.
Tuvo una infancia extraordinaria en África, era un lugar mágico que para ella representaba la felicidad perfecta. Así lo describe Sylvie, su madre: "Estaba muy en paz con los animales. Les hablaba con sus ojos y su corazón. No se daba cuenta de que no era del mismo tamaño que Abu el elefante, ella le hablaba igual que si conversara conmigo. La llamaban la pequeña niña que podía hablar con los animales."
Fue fotografiada y grabada mientras jugaba con serpientes, mientras corría junto a aves exuberantes melena al aire, cuando ejercía junto a sus maestros los rituales propios de la cultura de su tribu.
Estos últimos, según la pequeña, "gente adorable, muy abierta, curiosa, despierta, acogedora. El amor de ellos por la naturaleza es tal que cuando acaban la caza, le piden perdón al animal y le agradecen haberlos alimentado."
Sin embargo, esta experiencia tan formidable llegaría a su fin con la separación de sus padres, hecho que la empujaría a desplazarse a París, donde reside hasta el momento.
Ahora Tippi tiene 25 años, y en su complicado intento de adaptarse a su nuevo entorno acabó por protagonizar una serie de documentales reviviendo falsamente la experiencia de su infancia.
Con todo, además de haber participado en seis historias y películas destinadas a la conciencia ambiental de los niños, escribió Mon livre d’Afrique (Mi libro de África) que, traducido a varios idiomas, tuvo un gran éxito.
Conscie ncia
El caso de Tippi Degré, también conocida como la Mowgli del s.XX o el Tarzán blanco de cabellos del color del oro, es un mensaje claro de pureza, de retroceso hacia nuestros orígenes, donde el hombre se encontraba intrínsecamente conectado con su entorno natural en su esencia.
Por ello resulta extraordinariamente confuso cuando nos asombramos con casos como éste. Algunos se maravillan, otros desprecian y reniegan alegando que "es una vida de salvajes".
Pero, ¿por qué?
Tal vez hayan olvidado que hace miles de años así era nuestra especie en sus comienzos.
O quizá todavía no se han parado un segundo a pensar por qué es que cuando salimos a correr a la montaña, cuando acampamos en lugares inaccesibles lejos de la civilización y la tecnología, cuando cruzamos una mirada cómplice con algún animal, cuando viajamos con lo puesto y nada más importa... en definitiva; cuando ocurren esos momentos en los que nuestro subconsciente está más conectado que nunca con la naturaleza y nuestros instintos más básicos, nos sentimos realmente libres (liberados) y felices.
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De este modo Tippi desarrolló un talento natural para comunicarse con los animales. Su mejor amigo, Abu, un elefante que la consideraba como a su pequeña cría, y no como a una humana. También entabló amistad con un leopardo, apodado JB, algo más "imprevisible y peligroso", según la niña, aunque eso no suponía riesgo alguno para ella.
Tuvo una infancia extraordinaria en África, era un lugar mágico que para ella representaba la felicidad perfecta. Así lo describe Sylvie, su madre: "Estaba muy en paz con los animales. Les hablaba con sus ojos y su corazón. No se daba cuenta de que no era del mismo tamaño que Abu el elefante, ella le hablaba igual que si conversara conmigo. La llamaban la pequeña niña que podía hablar con los animales."
Fue fotografiada y grabada mientras jugaba con serpientes, mientras corría junto a aves exuberantes melena al aire, cuando ejercía junto a sus maestros los rituales propios de la cultura de su tribu.
Estos últimos, según la pequeña, "gente adorable, muy abierta, curiosa, despierta, acogedora. El amor de ellos por la naturaleza es tal que cuando acaban la caza, le piden perdón al animal y le agradecen haberlos alimentado."
Sin embargo, esta experiencia tan formidable llegaría a su fin con la separación de sus padres, hecho que la empujaría a desplazarse a París, donde reside hasta el momento.
Ahora Tippi tiene 25 años, y en su complicado intento de adaptarse a su nuevo entorno acabó por protagonizar una serie de documentales reviviendo falsamente la experiencia de su infancia.
Con todo, además de haber participado en seis historias y películas destinadas a la conciencia ambiental de los niños, escribió Mon livre d’Afrique (Mi libro de África) que, traducido a varios idiomas, tuvo un gran éxito.
Conscie ncia
El caso de Tippi Degré, también conocida como la Mowgli del s.XX o el Tarzán blanco de cabellos del color del oro, es un mensaje claro de pureza, de retroceso hacia nuestros orígenes, donde el hombre se encontraba intrínsecamente conectado con su entorno natural en su esencia.
Por ello resulta extraordinariamente confuso cuando nos asombramos con casos como éste. Algunos se maravillan, otros desprecian y reniegan alegando que "es una vida de salvajes".
Pero, ¿por qué?
Tal vez hayan olvidado que hace miles de años así era nuestra especie en sus comienzos.
O quizá todavía no se han parado un segundo a pensar por qué es que cuando salimos a correr a la montaña, cuando acampamos en lugares inaccesibles lejos de la civilización y la tecnología, cuando cruzamos una mirada cómplice con algún animal, cuando viajamos con lo puesto y nada más importa... en definitiva; cuando ocurren esos momentos en los que nuestro subconsciente está más conectado que nunca con la naturaleza y nuestros instintos más básicos, nos sentimos realmente libres (liberados) y felices.
Todas las imágenes pertenecen a www.huckberry.com